Exclusivamente “si alguna fuerza política proclama entre sus objetivos el de hacer frente a la Iglesia Ortodoxa de Rusia y usa la autoridad electa a tales efectos, una persona determinada podrá convertirse en miembro de un organismo del poder legislativo tras obtener la bendición correspondiente del Santo Sínodo o del Sínodo de una iglesia autónoma”, precisó Legoida.
El portavoz aclaró de esta manera un documento aprobado en un concilio de obispos, el Sobor, en febrero de 2011.
También destacó que la IOR mantiene inalterable su postura hacia la participación de sacerdotes en la vida política. Una resolución aprobada hoy por el Sínodo reafirma que los sacerdotes no pueden desempeñar cargos ni ocupar puestos algunos en partidos políticos.
Perseguida o marginada durante buena parte del período soviético, la Iglesia Ortodoxa Rusa resurgió con vigor en el vacío ideológico que siguió al colapso de la URSS, en 1991, y tuvo desde entonces un vasto protagonismo en la vida social y política de Rusia a pesar de que la Constitución en vigor consagra el laicismo y la separación de la Iglesia del Estado.
A lo largo del último año, la Iglesia sufrió varias profanaciones. La más sonada fue la “oración punk” que varias jóvenes del grupo Pussy Riot celebraron en febrero de 2012 en la Catedral de Cristo el Salvador de Moscú. En agosto, un tribunal calificó su actuación de gamberrismo por motivos de odio religioso y sentenció a tres integrantes del grupo a dos años de cárcel.
El Consejo Supremo de la IOR pidió clemencia hacia las condenadas pero subrayó que este precedente judicial prevendrá la reedición de acciones similares a futuro.
La religión es estos días una prueba de resistencia para Rusia, a juicio del arcipreste Vsévolod Chaplin, quien espera la ulterior escalada de tensión debido a los intentos de dividir el país en creyentes y no creyentes.