Se trata de una de las doce principales festividades del año, con la que se conmemora un episodio relevante de la Biblia, en el que el Arcángel Gabriel anuncia a la Virgen María que le tocará dar a luz a un hijo que va a ser el Salvador del mundo.
La fiesta recibió su nombre actual de Anunciación en el siglo VII, aunque su primera mención se remonta al siglo III. En las iglesias antiguas este día se celebraba como Salutación a la Virgen María, Concepción de Cristo, Principio de la Expiación o Fiesta de la Encarnación. Bajo cualquier nombre era una de las fiestas favoritas de la grey ortodoxa por todo el mundo, dijo el profesor del Seminario Espiritual de la Candelaria, acipreste Vadim Leónov.
—Cada iglesia ortodoxa local tiene sus propias tradiciones de celebración de la Fiesta de la Anunciación. Pero hay una cosa en común que es obligatoria en todas ellas: la gente va a la iglesia a rezar, a confesar y a comulgar. La fiesta es considerada como una de las más importantes del año y tan conmovedora que las personas no sólo se felicitan mutuamente, sino que también tratan de suspender este día todas sus labores. Tenemos un dicho que reza que “ni siquiera los pájaros hacen nidos en el día de la Anunciación”. Eso, a pesar de que regresan en abril de las tierras del Sur y, por supuesto, necesitan encontrarse alojamiento lo antes posible.
A lo largo de muchos siglos la fiesta de la Anunciación se ha celebrado en Rusia poniendo en libertad a los pájaros enjaulados. Tanto pequeños como pinzones y jilgueros, como también otros más grandes. El favorito siempre ha sido la paloma. Primero, porque simboliza al Espíritu Santo, y segundo, porque está acostumbrado a nuestoro cambiante clima primaveral. Antes de la revolución de 1917, con vístas a la Anunciación, se abrían en las ferias puestos especiales para vender palomas. Pero más tarde, durante la época soviética, esta tradición fue prácticamente olvidada. La reanimó en 1995 el entonces Patriarca de Toda Rusia, Alexis II. Hoy en día, es la Federación de Colombicultura de Rusia la que cría palomas también para la Fiesta de la Anunciación. Antes de ser soltadas, las aves pasan un curso de entrenamiento especial, cuenta el presidente de la Federación, Alexander Karelin.
— Son pájaros jóvenes que no han visto nada todavía. No tienen ni idea de lo que es el invierno y es que el tiempo por estas fechas es bastante caprichoso, ora nieva, ora hace sol. Comenzamos a entrenarlos desde distancias pequeñas. Unos quinientos metros, después un kilómetros. A los más talentosos los soltamos a unos tres o cinco kilómetros de la casa. Es recomendable repetir tres veces cada vuelo.
Durante ya casi dos décadas, el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Rusia suelta una decena de palomas en el Día de la Anunciación desde la escalera de Catedral de la Anunciación en el Kremlin de Moscú. Después de sobrevolar la plaza de la catedral, los pájaros regresan sin falta a su criadero natal, prosigue Alexander Karelin.
—Los científicos han descubierto una especie de dipolos, o sea antenas, en la cabeza de la paloma, cerca de la base del pico. Estos dipolos contienen partículas metálicas y le sirven de brújula al pájaro. Gracias a ellos, la paloma conoce perfectamente su hábitat e identifica no sólo Moscú, por ejemplo, sino también el lugar donde está ubicado su palomar. Con estos dipolos, capta el campo magnético de su criadero natal y encuentra fácilmente el camino a la casa desde los puntos más lejanos.
Este año, el Día de la Anunciación es seguido de inmediato por el Domingo de Ramos, después del cual los cristianos ortodoxos inician la Semana Santa que son los días de ayuno más riguroso antes de la Pascua y le sirven al mundo crisitiano no sólo para que piense en los últimos días del Redentor y su muerte en la cruz, sino que se preparen espiritualmente para celebrar una de las fiestas más importantes de la iglesia cristiana: la Resurrección de Cristo. La Iglesia Ortodoxa Rusa festejará solemnemente la Pascua el próximo 15 de abril.